por En una jornada doble Igor Paskual estará presentando “Equilibrio inestable” el martes 29 de noviembre, a las 22 en “Ciudad Vieja” (La Plata) y el jueves 1 de diciembre, también a las 22 en “Salón Pueyrredon” en Capital Federal.
Más conocido en nuestro medio por ser el llamativo guitarrista de la banda con la que Loquillo nos visitó en 2007, 2008 y 2009, Igor Paskual ha decidido extender hasta Sudamérica la gira de presentación de su nuevo disco “Equilibrio inestable.
El martes 29 de noviembre estará tocando en “Ciudad Vieja” (calle 17 y 71, La Plata) y el jueves 1 de diciembre hará lo propio en Capital en el “Salón Pueyrredón” (Avenida Santa Fe 4560) junto a Los Grillos, para luego continuar por Brasil y Uruguay.
Un poco de historia: Érase un chico de la calle viviendo su canción. Cuando Igor compuso “Glam Star” para su primer grupo, Babylon Chat, seguramente ejercitaba su imaginación sin pensar que estaba escribiendo sobre su propio futuro. Acompañando a su actual socio musical, Loquillo, se le ve en su elemento, disfrutando cada decibelio que lanza con su guitarra y gozando con la devoción que provoca. Esa inquietud hace que no se limite a escribir para otros, sino que lleva años haciéndolo para sí mismo; a tal punto que últimamente reparte su cosecha entre los nuevos discos de Loquillo y un creciente repertorio que va interpretando en formato acústico o con banda, y que ha ido creciendo, madurando y siendo tocado cada vez con más convicción.
Igor sigue y seguirá con Loquillo, de modo que ha necesitado meses para llevar a buen puerto esta grabación y es un esfuerzo compaginar dos giras simultáneas; pero está tan convencido de lo que tiene para mostrarnos, que es capaz de cualquier cosa. “Equilibrio inestable” es una obra necesaria porque da salida a una porción de sentimientos verdaderos de su autor, poniendo su nombre y su foto en la tapa para que no queden dudas.
Uno de los títulos que se barajaron para este álbum fue “bipolar”, palabra que da título a uno de sus temas y que expresa no sólo la doble militancia de quien firma toda la obra, sino también la multiplicidad de sonidos del disco, que van del tono rockero más clásico, que se puede encontrar en “Música para traicionar” o “Chica de gama alta”, al blues arriesgado de temas como “Automedicación” y “Mis amigos”, pasando por el country más pop en “Bebemos” o “Volver”.
Las letras también juegan a la bipolaridad, oscilando entre el exhibicionismo hedonista y el intimismo. Aquí tenemos la extroversión desinhibida de “El peor novio del mundo” o “Automedicación”, conviviendo en armonía con la introspección sincera de “Mis amigos” o la honestidad autobiográfica de “La Bahía” o “El corazón del hielo”.
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