En el cierre de la gira Hola y adiós, de Joaquín Sabina la atmósfera vibraba con anticipación mientras el público colmaba el recinto, ansioso por reencontrarse con el poeta de Úbeda que se mostró todo el tiempo emocionado ante las 10 mil almas que llenaron el lugar.
Desde el momento en que las luces se atenuaron y los primeros acordes se escucharon, una ovación ensordecedora recibió al flaco de bombín. No era un concierto más, se sentía como un abrazo diferente. El último. Con un diálogo íntimo entre el artista icónico y su público fiel.
«Todas las cosas llegan y llegó: la última noche de la gira Latinoamericana. Lo elegimos así porque Buenos Aires es una ciudad hecha a la medida de mi corazón. Me ha abierto las puertas cuando vine por primera vez en 1988 y cada vez lo ha hecho más. Estos diez conciertos son la celebración de un milagro entre ustedes y yo», fue una de sus primera frase.
La banda, aceitada y cómplice, tejió como siempre una sonoridad que envolvió las letras, dándoles nueva vida sin despojarlas de su esencia “canalla” y melancólica, al ritmo del rock and roll y la poderosa voz de la corista, Tamara Barros.
Si de voces hablamos, la de Sabina (de 76 años), curtida por los años y las noches, resonó con una autenticidad conmovedora. Cada verso era recitado, vivido, compartido con una intensidad típica del artista.
Así se escucharon: Un último vals, Lágrimas de mármol, Lo niego todo, Mentiras piadosas, Ahora que…, Calle Melancolía, 19 días y 500 noches, Quién me ha robado el mes de abril, Más de cien mentiras, Y si amanece por fin, Pacto entre caballeros, Donde habita el olvido, Peces de ciudad, Una canción para la Magdalena, Por el Boulevar de los Sueños Rotos, Y sin embargo, Noches de boda e Y nos dieron las diez.
Y cerró el show con: La canción más hermosa del mundo, Tan joven y tan viejo, Con la frente marchita, Contigo y Princesa.
Sus comentarios sobre Argentina y el publicó no faltaron, aunque tampoco sobraron, pero sí fueron en modo de agradecimiento y despedida. “Sin duda son el mejor público del mundo”, “Gracias, gracias ¡y gracias», agrego. Además, “Buenos Aires”, “Palermo”, “cariño” y “aquí”, fueron las palabras que más repitió.
La puesta en escena fue sobria y efectiva, creando atmósferas que iban desde la intimidad de un bar hasta la grandiosidad de un escenario con artistas que a su turno fueron presentados como no podía ser de otra manera, al mejor estilo de Sabina.
A la citada Barros, también se sumó el guitarrista Jaime Asua Abasolo, la bajista argentina Laura Gómez Palma, el baterista Pedro Barceló, Antonio García de Diego en guitarras, teclados y armónica, y Josemi Sagaste en saxo, acordeón y percusión. Estos, realizaron un solo de banda en medio de un descanso de Sabina y la gente no paró de bailar y cantar.
El concierto no fue solo un repaso de éxitos, también consistió en una celebración de la poesía hecha canción, de la capacidad de un artista para trascender generaciones y mantenerse relevante. Al final de la velada, con el último acorde resonando en el aire y la ovación infinita prolongándose como un eco agradecido, quedó la sensación de haber presenciado algo más que un simple concierto.
Imágenes del concierto




Agradecimientos a Jimena Arce (Ja! Comunicación)
Fotos: Guido Adler
Fuente: Diario Show