Martín Carrizo, superlativo baterista y productor de larga trayectoria en el rock argentino, que fue integrante de A.N.I.M.A.L y acompañó al Indio Solari y a Gustavo Cerati, entre otras grandes figuras, murió esta madrugada a los 50 años tras una larga lucha contra una esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
Así lo informó a través de sus redes sociales su hermana, la conductora televisiva Cecilia «Caramelito» Carrizo, con un sentido mensaje acompañado por una foto de ambos cuando eran niños.
«Decime por favor por dónde sigo. Gracias queridos y queridas por tanto cariño, ayuda y apoyo incondicional. Lo hicieron muy bien cada día, Infinitas gracias. Martín falleció hoy 11 de enero a la madrugada. Su amor, su sonrisa, su música queda en nosotrxs para siempre», publicó Cecilia.
El pasado 3 de enero, el artista había cumplido años y se había manifestado de manera cruda en las redes sociales, con un mensaje en el que afirmaba que creía que no iba a llegar vivo a esa fecha, aunque se mostraba esperanzado.
«¡Hoy es mi cumpleaños! La verdad es que pensé que no pasaba de Navidad, pero acá estoy. Estoy terminando de trazar un nuevo protocolo para seguir buscando mi cura definitiva. El 2022 me da muchas esperanzas!!! Sigo latiendo y respirando», publicó junto a una vieja foto en la que estaba tocando la batería.
Un mes antes había expresado por la misma vía que estaba viviendo «un infierno» y que estaba “agotado”, aunque, lejos de dar señales de resignación, sacaba a relucir sus ansias de seguir dando batalla.
“¡Hola amores! Estoy en el mismo infierno, muy agotado, para poder explicar gráficamente el 1 por ciento de lo que siento todo el día. Es como si estuviera acostado en el piso y un elefante parado arriba mío sin moverse y una de sus patas en mi cara, a eso sumamos el dolor de mis tobillos, pies, manos, muñecas y venas”, había escrito a principios de diciembre.
Y añadía: “Si me encuentro escribiendo esto para todos, es porque soy un cabeza dura y mientras escucho a Los Abuelos de la Nada sigo queriendo mi recuperación”.
El músico había intentado un costoso tratamiento en Estados Unidos que había mejorado su motricidad, gracias a la ayuda de muchos de sus colegas que organizaron conciertos para recaudar fondos, pero debió abandonarlo ante la imposibilidad de seguir financiándolo.
A Carrizo le habían diagnosticado esta enfermedad cuando era parte de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado y, de a poco, se vio obligado a abandonar la actividad ante el avance de las dolencias.
El baterista contaba hasta allí con una rica trayectoria que tuvo su primer hito cuando en 1994 se sumó a A.N.I.M.A.L., y en perfecto ensamble con Andrés Giménez y Marcelo “Corvata” Corvalán, aportó al sonido definitivo que iba a consagrar al grupo como el más destacado en la escena nu metal, a nivel local y latinoamericano.
Sin embargo, el músico venía batallando la escena desde su adolescencia en los `80 e, incluso, estuvo a punto de ser baterista de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, si tan solo Walter Sidotti hubiera llegado un poco más tarde aún a su audición.
Ocurrió cuando la banda adolescente que tenía Carrizo compartía salas de ensayo con Los Redondos en tiempos en que el popular grupo se renovaba tras la edición de “Oktubre”, en 1986. Molesto porque el baterista que debía audicionar estaba retrasado, el Indio Solari le ofreció a Carrizo, en los pasillos de la sala, que tomara su lugar, pero la ilusión duró poco porque justo llegó el músico que finalmente se quedaría con el puesto.
En 1997, el baterista abandonó A.N.I.M.A.L. y, de inmediato, fue convocado por el líder guitarrista de Rata Blanca para su nuevo proyecto Walter Giardino Temple, una experiencia intensa pero breve, debido a que Gustavo Cerati lo tentó para sumarse a su grupo.
Tras registrar el exitoso disco “Bocanada” y ser parte de la primera gran gira solista de Cerati por América latina, Carrizo regresó por un breve lapso a A.N.I.M.A.L., hasta 2007 en que pasó a ser parte de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, la banda soporte del Indio Solari.
Allí permaneció hasta 2017, cuando resignó su participación en el recordado concierto de marzo de ese año en Olavarría bajo el argumento de que padecía una enfermedad que le impedía tocar.
Meses más tarde reveló que padecía ELA y sus compañeros de grupo iniciaron una cruzada solidaria para recaudar dinero para su tratamiento. Fueron los primeros conciertos de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado sin la presencia de su máximo líder.
A pesar de los avances mostrados en redes sociales con el tratamiento, Carrizo debió abandonarlo por su alto costo; sin embargo, el músico siempre se mostró optimista respecto a las posibilidades de encontrar paliativos a sus dolencias.
La noticia de la muerte de Carrizo conmovió al ambiente musical lo cual da cuenta de que, además de haber sido uno de los bateristas más brillantes que dio el rock argentino en los últimos 30 años, y de haber sido un ejemplo de lucha, este artista era, fundamentalmente, una linda persona.
Fuente: Télam (Por Hernani Natale)