Con la incorporación de distintos trucos, como el pellizco al ejecutar las cuerdas, lo que crea un efecto de “chiflido”; o el tapping, ese invento propio que permite ligar notas de manera más rápida, Eddie Van Halen, el artista fallecido a los 65 años en California, influenció a toda una generación de guitarristas y marcó el sonido tradicional de este instrumento en el hard rock y el heavy metal de los años `80.
Pero, además, el músico popularizó el uso de sintetizadores en bandas con sonido de neto corte rockero, lo que le valió no pocas críticas y hasta la partida de su cantante estrella, David Lee Roth, quien, entreverado en una lucha de egos con el guitarrista, no aceptó el aggionarmiento.
Sin embargo, tanto su espíritu explorador en el mundo de las seis cuerdas, como el sentido rítmico de sus famosos solos o el uso de teclados no fueron más que el resultado de la formación musical del artista que, junto a su hermano, el baterista Alex, fundó la banda que llevaría su apellido como nombre –al mejor estilo Santana- y que sintetizaría el glam y el rock propio de los `70 con el hard rock y el pop de los `80.
Nacido en Ámsterdam, Holanda, el 26 de enero de 1955, Edward Lodewijk Van Halen se mudó con el resto de su familia a California en 1967, un paso decisivo para los hermanos que ya estudiaban música, incentivados por su padre Jan, un reputado artista de jazz.
Aunque tanto Eddie como Alex cursaron en toda su infancia estudios de piano clásico, con la entrada en la adolescencia, ambos fascinaron con el rock and roll y optaron por la guitarra y la batería.
En un primer momento, Eddie tocaba la batería y Alex la guitarra, pero un intercambio fortuito de instrumentos demostró que la primera opción había sido la errónea.
La excitante escena musical que rodeaba a California en pleno furor hippie y la irrupción de las primeras grandes bandas de estadio tuvieron un impacto determinante para los hermanos, en especial para Eddie, quien comenzó a copiar los solos de figuras como Eric Clapton, Jimmy Page y Jimi Hendrix, entre otros.
Precisamente, fue mientras estudiaba minuciosamente el estilo de estos guitarristas que se le ocurrió crear el tapping, un efecto en la ejecución que suma un breve toque en el diapasón con un dedo de la mano derecha, mientras los dedos de la mano izquierda ligan notas, lo que permite duplicar la velocidad.
Este “yeite” se convertiría en moneda corriente para cualquier guitarrista de rock a partir de la irrupción de Van Halen en la escena musical mundial. Pero además, Eddie marcó el camino para combinar este efecto con otros que ya eran utilizados en el género.
En los primeros años de los `70, los hermanos Van Halen su unieron al excéntrico cantante David Lee Roth y al bajista Michael Anthony para conformar el grupo que los llevaría a la fama unos años más tarde, tras un primer impulso de Gene Simmons, estrella de Kiss, quien les financió su primera grabación.
Con una mezcla de rock duro y un gran despliegue escénico, producto de la lucha de egos entre el carismático cantante y el guitarrista, la banda logró instalarse entre las más importantes de un género que, para principio de los `80, reclamaba una renovación.
Con creaciones propias como “Running with the devil” y “Eruption”, y aclamados covers como “You really got me”, de The Kinks, y “Pretty woman”, de Roy Orbison, el grupo se convirtió en la gran esperanza para el rock en tiempos en que los sintetizadores y la música pop ganaban terreno.
Pero aunque Van Halen ya había dado nuevas herramientas desde la guitarra a las bandas que, avanzada la década crearían el glam metal, el gran impacto popular llegaría con el disco “1984”, lanzado ese mismo año, un trabajo con clásicos como “Jump” y “Panamá” en el que curiosamente destaca el uso indiscriminado de sintetizadores.
En esa etapa de transición, la banda llegó a la Argentina en 1983, época en que no era habitual la visita de grupos internacionales, para ofrecer un show en el Estadio Obras Sanitarias, recordado por quienes asistieron por el excesivo volumen empleado.
El uso de sintetizadores por parte de Eddie Van Halen, héroe de la guitarra rockera, y su colaboración con un memorable solo en el tema “Beat it”, uno de los hits de “Thriller”, el disco más famoso de la estrella pop Michael Jackson, fueron considerados como una especie de “traición” para los fieles espíritus rockeros.
Tampoco David Lee Roth se sintió a gusto con el nuevo rumbo musical, lo que sumado a la lucha por destacarse sobre el escenario, marcó la partida del cantante, quien fue reemplazado por Sammy Haggar, con mejores dotes vocales pero menor despliegue escénico.
El andar de Van Halen continuó con éxito considerable, aunque sin llegar al pico de “1984”, lo que volvió a acercarlo a sus fans más genuinos. Sin embargo, hacia mediados de los años `90, los problemas de alcohol de Eddie marcaron nuevamente diferencias irreconciliables con el cantante.
Luego vino un intento de sumar al vocalista Gary Cherone, de Extreme, y aunque la experiencia musical fue buena, el éxito no acompañó y determinó el final de esa fallida experiencia.
Hacia finales del siglo pasado, Van Halen anunció el regreso de David Lee Roth pero un nuevo choque de egos, esta vez en plena conferencia de prensa, echó por tierra el proyecto.
Desde el 2000, Eddie Van Halen enfrentó un cáncer de lengua que le hizo perder gran parte de ella y uno letal en la garganta que lo alejó de la música en 2015.
“No puedo creer que tenga que escribir esto pero mi padre, Edward Lodewijk Van Halen, ha perdido su larga y ardua lucha con el cáncer esta mañana”, anunció ayer por Twitter Wolfgang Van Halen, hijo del músico y bajista que reemplazó al original Michael Anthony en las últimas reuniones del grupo.
Eddie murió rodeado de su esposa, sus hijos y su hermano Alex.
Fuente: Télam